España Femenina 1-2 Inglaterra Femenina | Goles y Puntos Clave
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Armada EspañolaParte de la Guerra Anglo-Española (1585-1604) y de la Guerra de los Ochenta AñosLa Armada Española y los barcos ingleses en agosto de 1588, (desconocido, siglo XVI, escuela inglesa)FechaJulio – agosto de 1588LocalizaciónCanal de la Mancha e Islas Británicas50°10′00″N 4°15′42″W / 50.16667°N 4.26167°W / 50.16667; -4.26167Coordenadas: 50°10′00″N 4°15′42″W / 50.16667°N 4.26167°W / 50.16667; -4.26167Resultado
La Armada Española (Grande y Felicísima Armada) fue una flota española que zarpó de Lisboa a finales de mayo de 1588, comandada por el Duque de Medina Sidonia, un aristócrata sin experiencia naval previa nombrado por Felipe II de España. Sus órdenes eran remontar el Canal de la Mancha, enlazar con el Duque de Parma en Flandes y escoltar una fuerza de invasión que desembarcaría en Inglaterra y derrocaría a Isabel I. Su objetivo era reinstaurar el catolicismo en Inglaterra, acabar con el apoyo a la República Holandesa y evitar los ataques de los corsarios ingleses y holandeses contra los intereses españoles en América.
El acento español más sexy: Las mujeres responden
El mando supremo de la Policía Nacional española lo ostenta el Ministro del Interior, a través de la figura del Secretario de Estado de Seguridad. El mando directo lo ejerce la Dirección General de la Policía, bajo la autoridad de dicho Secretario de Estado de Seguridad.
La Policía Nacional española es un instituto armado, de carácter civil, que presenta una estructura jerarquizada y tiene como misión proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades de los ciudadanos y garantizar su seguridad. Su ámbito de actuación es todo el territorio nacional.
La mujer en España: el camino hacia la igualdad
Mil veces determinó dar a conocer su pasión a su padre y a su madre, y otras tantas rompió su resolución, sabiendo que le habían destinado a ser el marido de una joven escocesa de gran riqueza y buena familia, que, como ellos, profesaba secretamente la fe católica; y le pareció claro, que después de haberle desposado con una dama de rango, no pensarían en otorgarle a una esclava, si es que este nombre podía aplicarse a Isabel. Agitado por estas angustiosas reflexiones, sin saber qué camino seguir ni a quién consultar, cayó en una melancolía que casi le costó la vida. Pero pensando que era muy cobarde dejarse morir sin hacer ningún tipo de esfuerzo para su propio alivio, se esforzó por reunir el valor suficiente para declarar sus sentimientos a Isabella.
La joven pareja se despidió cortésmente, él con lágrimas en los ojos, y ella asombrada en su alma al ver el de Ricardo cautivo de su amor. En cuanto a él, habiendo resucitado de su lecho de enfermo por un milagro, como les pareció a sus padres, ya no quiso ocultarles el estado de sus sentimientos, sino que se lo reveló un día a su madre, y terminó una larga conversación declarando que más valía que lo condenaran a muerte que le negaran a Isabella, pues equivalía a lo mismo. Exaltó las virtudes de Isabella en tales términos, que casi hizo pensar a su madre que, al convertirse en la esposa de su hijo, ella tendría la peor parte del trato. En consecuencia, le dio a Ricardo buenas esperanzas de que convencería a su padre de que accediera a sus deseos, como ella misma lo hizo; y lo consiguió, pues repitiendo a su marido todos los argumentos de Ricardo, le indujo fácilmente a aprobar el designio del joven y a encontrar excusas para romper el matrimonio con la dama escocesa.
Vivir, trabajar y conocer chicos en el Reino Unido, el de una española
Entre las muchas diferencias obvias entre España e Inglaterra -el sol, la arena, los cielos azules- he aquí seis de las distinciones culturales más sutiles que he notado durante mis primeras semanas en España.
A diario digo “gracias” y “por favor” probablemente cincuenta veces más que cualquier otro español en España. Siendo una chica inglesa estereotípicamente educada, utilizo mis modales en la medida en que lo haría en Inglaterra que, como resulta, ¡es mucho! En mi país pasaría desapercibido -de hecho, sería la norma- pero en España sobresalgo como un pulgar dolorido (un pulgar dolorido terriblemente educado). Si no te has dado cuenta de la tendencia británica a usar excesivamente las Ps&Q, la próxima vez que compres algo en una tienda cuenta el número de veces que tú y la cajera os dais las gracias. El uso de los modales, sin embargo, no se traduce directamente. En español sería muy común pedirle a alguien que “le pase el mando de la tele” o que “le abra la puerta” sin decir “por favor”, “gracias” o “si es tan amable…”. Aunque al principio puede parecer que la gente da órdenes y que a los niños no se les han enseñado modales, pronto te das cuenta de que es sólo una diferencia lingüística.